Uno de los principales desafíos que tenemos como docentes es construir propuestas que propicien el aprendizaje genuino y situado. Pero cuando pensamos en tecnologías exponenciales esto se torna aún más complejo y muchas veces no sabemos por dónde empezar. En este artículo, compartimos orientaciones sobre el Aprendizaje por Indagación (API) como una estrategia valiosa para integrar estas tecnologías en el aula.

La indagación corresponde a una de las denominadas estrategias metodológicas activas. Implica ir en búsqueda de la generación de conocimiento. Es decir, ¡moverse para encontrarlo! El movimiento de indagación pedagógica parte de problematizar la realidad, al mismo tiempo que busca información sobre lo que sucede en el salón de clase con el proceso de aprendizaje, esto implica quebrar estructuras precedentes de la comodidad conocida, al aprender y al enseñar.

En la indagación, la propuesta de aprendizaje se transforma en un proyecto de búsqueda que es construido de manera integrada por estudiantes y docentes. Para ello, se recurre a fuentes de información diversas donde encontrar los aportes para resolver una problemática o la pregunta de la indagación, que de manera colaborativa se responderá entre estudiantes.

A partir de la indagación de problemas se potencia la construcción colaborativa del conocimiento, la exploración de posibilidades de resolución, el debate grupal, el contraste de fuentes, las opciones de búsqueda de información y el trabajo en equipo.

El escenario indagador en el contexto digital

Aquí entendemos a la clase en la multiplicidad de espacios y ambientes de aprendizaje donde transcurre, con los aportes de las tecnologías exponenciales. Veamos entonces cómo se posicionan actores y componentes en este escenario.

• Docente: El docente que diseña una propuesta indagadora como estrategia didáctica tendrá que soportar ciertas dosis de incertidumbre, dado que no tendrá de manera anticipada la totalidad de contenidos y propósitos de su enseñanza. En este escenario, el docente no presenta un problema para buscar soluciones sino que plantea una propuesta de trabajo según la asignatura a cargo.
  
  El grupo presentará temas posibles de abordar, que luego se transformarán en problemas a indagar. El docente no conoce a dónde “hay que llegar” de antemano, porque cada grupo verá el alcance y la profundidad que puede o que le interesa. Lo importante será el camino a recorrer y los logros en el transcurso del mismo.
• Estudiante: El estudiante se ubica en activo protagonista de su propio aprendizaje, dando lugar a intereses propios de su edad, del contexto y del momento histórico. También tendrá espacio desde la estrategia didáctica de aportar sus experiencias digitales.
  
  Estos son aportes sustanciales a la construcción del conocimiento que promoverá la indagación. Además, aquello que sabe hacer “por fuera de la propuesta educativa” para comunicarse, editar imagen y sonido, narrar en diversos lenguajes y aplicaciones, entre otras cosas, tendrá un espacio central en el proceso. En la indagación, el estudiante crea, busca un recorrido con otros/as y genera un trabajo inédito. En definitiva, se convierte en verdadero autor de sus producciones.
• Conocimiento: Indagar implica un trabajo de búsqueda para responder una pregunta nuclear con fuentes de información que hoy se encuentran en diferentes formatos: películas, podcasts, diarios, programas de televisión, museos de acceso abierto de manera virtual, contacto con autores en sus redes sociales, etc. En este sentido, una tarea importante para el docente será dejar señales en su propuesta de enseñanza, para poder diferenciar cuáles de las fuentes son valiosas y fiables, aunque estén todas disponibles a un solo “clic”.
  
  La construcción del conocimiento en la indagación es colaborativa y por eso, el accionar docente tendrá que desplegar actividades para presentar a la colaboración como fuente y camino en la construcción del saber. La colaboración se enseña y se aprende con otras/os a partir del trabajo en un mismo proyecto.

Recapitulando

El API consiste en una estrategia pedagógica basada en la búsqueda, en la exploración, en la investigación sobre una temática curricular transformada en pregunta. En esta estrategia, el/la docente oficia como promotor/a de la indagación en un doble rol: acompaña desde la perspectiva socioconstructivista del aprendizaje y a la vez provee de un andamiaje tecnológico para la búsqueda y representación de conocimiento construido colaborativamente.

El registro de lo que se va realizando es fundamental. Para este proceso, las posibilidades de las tecnologías exponenciales para representar procesos en diferentes formatos son infinitas y cada vez más accesibles. También proveen un escenario único para pensar nuevas problemáticas y generar preguntas que den comienzo a los procesos de indagación de los y las estudiantes.

Como dijimos al principio, la promoción del aprendizaje genuino y situado es uno de nuestros principales desafíos como docentes. En este sentido, el API nos ofrece posibilidades para generar verdaderos aprendizajes, profundamente vinculados a los intereses de nuestro grupo de estudiantes. La indagación constituye un trabajo de autoría, que cada recorrido va a resultar necesariamente diferente para cada estudiante, se produce de manera única basado en la perspectiva socioconstructivista del aprendizaje. También incluye la necesidad de que las tareas de aprendizaje planteadas a los y las estudiantes sean experiencias creativas y con sentido propio, que vayan más allá de la repetición, de una respuesta similar en todas las producciones o de la copia y pega desde sitios web.

Trabajar con API implica, muchas veces, desandar caminos de viejas seguridades del rol vinculadas a ser el centro de la escena áulica o conocer los objetivos y los finales de cada recorrido. Aquí, la enseñanza se entiende como proceso creativo, provocador de curiosidad, de búsqueda, de investigación y de la experiencia del cambio. La indagación se mueve al ritmo de los y las estudiantes.