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Ideas entre muchos: la revolución de las nuevas herramientas y dinámicas de co-creación

Cuenta la leyenda que un día muy brumoso de 1902, mientras esperaba el tren en la estación de Pittsburgh, al ingeniero estadounidense Willis Carrier se le ocurrió, observando la densa niebla, el sistema que daría origen al aire acondicionado moderno. El aparato se patentó finalmente en 1906, fue un boom comercial y algunos historiadores hasta le atribuyen haber sido el factor determinante detrás de la gran migración en las décadas siguientes hacia la costa oeste, que hasta entonces tenía ciudades con un calor insoportable en verano.

La historia del aire acondicionado es uno de los clásicos en la literatura de innovación. A un genio solitario se le enciende de pronto “la lamparita”, une dos puntos que nadie había asociado previamente y dispara una revolución. Desde las grandes ideas de la Revolución Industrial, pasando por la saga de Carrier hasta las leyendas modernas de Silicon Valley (con Steve Jobs, Elon Musk, etc.), las historias de innovación más repetidas suelen ser recorridos de heroínas y de héroes solitarios que se enfrentan a la adversidad. Hasta el “momento Eureka” original (la interjección que supuestamente gritó el sabio griego Arquímedes cuando se le ocurrió su famoso principio) tiene este sesgo a lo individual.

Son relatos muy atractivos, pero tienen un problema: no reflejan la realidad del mundo de las invenciones de manera adecuada. Las dinámicas de generación de nuevas ideas tienden a ser mucho más colaborativas de lo que pensamos, aunque los trabajos en equipo tengan menos tensión dramática y sean más arduos de contar que las historias individuales. De acuerdo al divulgador Steven Johnson, autor del best seller “De dónde vienen las ideas”, un 90% de las ocurrencias exitosas provienen de procesos colaborativos.

Otro investigador y divulgador de agenda de creatividad, Frans Johansson, cuenta en su libro “El Efecto Medici” cómo a fines del siglo XVIII, las grandes ideas que luego motorizaron la Revolución Industrial en las décadas siguientes se originaron y crecieron gracias a una nueva costumbre en las capitales europeas: la de juntarse a tomar un café. Hasta entonces, como tomar agua era sinónimo de enfermarse porque aún no estaba masificada la potabilización, el hábito de reuniones involucraba tomar bebidas alcohólicas, lo cual iba en detrimento de la performance creativa de los inventores.

Hay un territorio muy evidente e ilustrativo para ver cómo las posibilidades de colaboración se están intensificando con los avances tecnológicos. El economista Tyler Cowen, experto en agenda de innovación, remarca cómo los equipos de básquet de la NBA cambiaron en los últimos 15 años: ya no son todas “torres” de más de 2.20 metros, como en la década del ‘80; sino que ahora incluyen jugadores más bajos, inteligentes y veloces (como Manu Ginóbili, Tony Parker o Facundo Campazzo), capaces de ubicar muy rápidamente al mejor tirador de 3 puntos. Esta complementariedad, dice Cowen, surgió gracias al análisis de datos a gran escala: antes no era evidente. Y así como el básquet más competitivo del mundo se benefició con este hallazgo que no era intuitivo, lo mismo sucederá con empresas y negocios que están acostumbrados a trabajar “en silos” y no ven de manera obvia las ventajas de la colaboración.

La pandemia trajo un nuevo impulso para este tipo de dinámicas. Aplicaciones como Mural (que surgió en la Argentina y se apresta a ser un próximo unicornio) de mapas mentales digitales colaborativos, multiplicaron varias veces sus usuarios desde el segundo trimestre de 2020. Hay decenas de casos similares: Roam Research, que ayuda a armar “jardines de pensamiento” individuales y colectivos, sugiriendo conexiones entre distintos nodos, también explotó. Como dice el refrán africano: “Si quieres llegar rápido, camina solo; si en cambio quieres llegar lejos, camina acompañado”.

Sebastián Campanario

Economista y periodista (UBA y TEA). Realizó seminarios de posgrado en Columbia University, FIU (Universidad de La Florida) y HyperIsland. Fue consultor de la CEPAL, del PNUD y prosecretario de redacción de Clarín, donde por varios años escribió la columna “Economía Insólita”. Actualmente publica artículos en La Nación sobre temas de economía no tradicional (los domingos) y creatividad e innovación (los sábados), y realiza... Ver más

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